La Regulación y
el Estado
Los medios de comunicación siempre han sido una
herramienta indispensable entre los seres humanos, gracias a ellos, la gente se
mantiene en contacto y se siente cerca, por más que estén separados por cientos
de kilómetros. Con los avances tecnológicos se ha logrado contar con sistemas
de comunicación cada vez más eficaces, de mayor alcance, más potentes y
prácticos. De esta manera, actualmente no sólo estamos en continuo
contacto, sino que nos mantenemos informados de sucesos sociales, políticos y
económicos, tanto a escala nacional como internacional. Por ello, los servicios públicos de telecomunicaciones, tales como el teléfono
fijo, móvil, la televisión por cable y la Internet, se han convertido en una
verdadera necesidad en el quehacer de los seres humanos.
Es así que la
reforma del estado, la privatización y la mayor autonomía de numerosos
servicios antes manejados centralizadamente, ha puesto en el tapete de
actualidad el tema de la regulación. Al principio se vinculó casi
exclusivamente a procesos de liberalización financiera y privatización de
servicios (como telecomunicaciones y electricidad). Posteriormente, el avance
de las reformas ha ido poniendo cada vez más en evidencia la necesidad de generalizar
el rol regulador del Estado a otros ámbitos del quehacer económico y social,
abarcando servicios tales como el transporte y los recursos naturales. El
Estado Regulador implica la hegemonía de la regulación como forma de gobierno.
El gobierno abandona su carácter de productor y se concentra en un rol de
generador y garante de las reglas de juego que la sociedad ha acordado como
régimen de convivencia. "...Los Organismos Reguladores (OR) cumplen la
función de proteger a los consumidores de las empresas con poder de mercado y
de proteger las inversiones, de las acciones oportunistas de los
gobiernos." (Edwin Quintanilla, 2004).
Organismo Supervisor de la Inversión Privada en
Telecomunicaciones (OSIPTEL)
Fue
creado el 11 de julio de 1991
mediante Decreto Legislativo Nº 702, e inició sus actividades con la
instalación de su primer Consejo Directivo el 26 de enero de 1994. Es un organismo público con autonomía técnica, económica, financiera,
funcional y administrativa. Es dependiente de la Presidencia del Consejo de
Ministros. Tiene potestades normativas y reguladoras, correctivas, sancionadoras
y de solución de controversias. Entre sus principales funciones se encuentran:
fijar las tarifas de los servicios públicos de telecomunicaciones y establecer
las reglas para su correcta aplicación, administrar el Fondo de Inversión de
Telecomunicaciones, promover la inversión privada en el sector, y velar por el
cabal cumplimiento de las obligaciones y compromisos adquiridos por los
concesionarios de los servicios de telecomunicaciones.
Es necesario precisar que la regulación sirve
no sólo para proteger a los inversionistas frente a una intervención arbitraria
del gobierno basada en motivaciones políticas, sino también para proteger a los
usuarios de un posible abuso de su posición monopolística por parte de los
operadores privados. El instrumento que se ha venido implementado en el país
para llevar dicha regulación es el Contrato de Concesión, en el cual se
estipulan las reglas de juego sobre las que interactuarán el Estado y la
empresa u operador privado (como concesionario).
La regulación de los servicios públicos está
prevista en la Constitución Política del Perú de 1993, en donde se precisa que
uno de los principales roles del Estado es la promoción del bienestar general
de la población. Para lograr ello, las políticas del Estado deben enmarcarse en
una economía social de mercado; esto es, el Estado debe desarrollar políticas
adecuadas que establezcan los incentivos necesarios y suficientes para la
participación del sector privado, de manera libre, en la provisión de servicios
públicos.
En resumen, el OSIPTEL se creó con el fin de
garantizar la calidad y eficiencia del servicio de telecomunicaciones brindado
al usuario y para proteger el mercado de servicios públicos de
telecomunicaciones de prácticas contrarias a la libre y leal competencia.
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